miércoles, 26 de enero de 2022

ORGANISMOS «AUTÓNOMOS», ONG´S Y GUERRA MEDIATICA VS LA 4T

 Patricia Barba Ávila

La manipulación mediática hace más daño que la bomba atómica porque destruye los cerebros. Noam Chomsky

Sin duda alguna, tras el triunfo del Partido Morena en la elección del 6 de junio del año pasado, las reacciones de todo un entramado de organismos “autónomos”, grupos empresariales, una oposición disminuida y carente de proyecto apoyados por el cártel del micrófono, la imagen y la pluma, crecen en intensidad, nivel de estulticia y descrédito.

Entre los organismos “autónomos” que a partir de la fraudulenta llegada de Carlos Salinas a la presidencia se encargaron de la paulatina destrucción de la economía nacional y la entrega de los recursos propiedad del pueblo mexicano a las poderosas empresas transnacionales están, en primer lugar, el Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE) creado en octubre de 1990 y presidido por el entonces Secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios de obscura trayectoria, habiendo sido sucedido por personajes igualmente cuestionables y absolutamente contrarios al bienestar popular.  A diferencia de quienes todavía sostienen que el IFE/INE tuvo momentos de decencia, siempre he mantenido la convicción de que este instituto (igual que el resto de “organismos autónomos”) fue consensuado con el Consenso de Washington con la expresa finalidad de garantizar que llegaran al poder presidencial los que debían llegar para hacer realidad lo planteado desde 1922 por el entonces Secretario de Estado Robert Lansing de que fuesen los propios políticos mexicanos entrenados en universidades de élite en el vecino país como Harvard y Yale, los que entregaran en bandeja de plata la riqueza nacional a los capitales nacionales y extranjeros. Y así ocurrió.  Fue también Salinas quien en 1993 creó nada más y nada menos que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) con el objetivo de facilitar la chatarrización de Petróleos Mexicanos, pilar del desarrollo nacional desde su nacimiento a instancias del inolvidable Presidente Lázaro Cárdenas del Río en 1938. Por supuesto que fue esta misma comisión la que impulsó la nociva Reforma Energética aprobada bajo el desgobierno de Peña Nieto en 2013.

En 1994 otro fraude disfrazado de “democracia” por el entonces IFE, permitió la llegada al poder de  Ernesto Zedillo, impulsor en agosto de 1996 de otro organismo “autónomo”: la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) que promovió el desmantelamiento de Ferrocarriles Nacionales de México para concesionar su manejo por 20 y 50 años a varias empresas privadas nacionales y extranjeras: ICA, Grupo México, Peñoles, Tribasa, Kansas City Southern y Union Pacific de la cual fue miembro y Presidente de su Consejo de Administración. 

Posteriormente, en el año 2000 se registró en México una de las simulaciones más sofisticadas y groseras por parte del IFE entonces presidido por José Woldenberg, a quien todavía hay quienes consideran un verdadero paladín de la democracia electoral pues “permitió” la alternancia con la llegada del panista Vicente Fox Quesada a la presidencia.  Lo que parece olvidarse es que ya desde 1988 se había llevado a cabo un pacto entre Salinas de Gortari y el entonces Presidente del CEN del PAN, Luis H. Álvarez, con el objetivo (consensuado con el Consenso, en mi opinión) de instaurar la “alternancia gatopardiana” para vender al pueblo mexicano la mentira del “cambio” para que todo siguiera exactamente igual y se continuara con el despojo a la Nación, tal como ocurrió. Fue precisamente durante el gobierno foxista que se creó el Instituto de Acceso a la Información (INAI) supuestamente para transparentar el quehacer de una clase política en creciente descomposición y que con la bandera de la simulación asignó a este otro elefante blanco, pingües sumas del presupuesto federal.

Ya bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto, producto de otro vergonzante fraude, se creó en septiembre de 2013 la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) que entre otras lindezas ha pegado de alaridos por la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) presentada al Congreso de la Unión por el Presidente Andrés Manuel López Obrador con el fin de proteger a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de los colosales abusos –promovidos y solapados por esta instancia- a manos de inversionistas transnacionales que con el cuento mareador de la generación de energías limpias, no sólo obligan a la CFE a parar sus plantas hidroeléctricas que, por cierto, generan energías limpias, para darles preferencia a las transnacionales privadas, auténticos ladrones de cuello blanco disfrazados de “protectores del medio ambiente”, quienes sin pagar un centavo utilizan la red propiedad de la CFE. Más aún, se les tiene que entregar millonarios subsidios de nuestros dineros y, por si todo esto no fuese ya un abuso intolerable, simulan la existencia de “socios” (grandes empresas que pagan casi nada por la electricidad mientras que el resto de los cada vez más empobrecidos mexicanos nos veíamos obligados a cubrir un servicio cada vez más caro hasta antes de 2018). 

Es imprescindible aclarar aquí, especialmente a los jueces venales que concedieron amparos a las codiciosas corporaciones privadas en contra de la LIE, que la CFE no es una empresa de lucro sino que es patrimonio del pueblo mexicano cuya función es la de prestar un servicio absolutamente vital, por lo que no se la puede meter en la misma canasta del resto de las compañías cuya única misión es la de obtener ganancias a costa de lo que sea.

De todos los abusos, trapacerías y violaciones aquí descritos es directamente responsable el IFE/INE que en 2006 fue copartícipe de uno de los fraudes más pestilentes de que tengamos memoria y con el que asaltó la silla presidencial el Comandante Borolas alias Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa quien en contubernio con el “demócrata” Barack Obama echó a andar el mortífero Plan Mérida bajo el cual se registraron alrededor de 60,000 muertes violentas y 100,000 desapariciones. Sin duda alguna, el desgobierno calderonista está considerado como uno de los más sangrientos y brutales en la historia de México.

Tras la elección del 1 de julio de 2018 y con el inmenso descaro que ha caracterizado a Lorenzo Córdova, su acólito Ciro Murayama y demás consejeros, el INE se atribuyó el “mérito” de haber garantizado el triunfo de AMLO y su Proyecto Alternativo conocido por todos como la Cuarta Transformación (4T) gracias al cual la presente administración está llevando a cabo una permanente lucha para erradicar la inmensa y ubicua corrupción que ha penetrado prácticamente todas las instancias y regiones en nuestro país. Además de estas acciones que primordial importancia pues, tal como ha dicho el propio AMLO, han sido las prácticas corruptas las que casi destruyeron al país, el gobierno ha estado empleando el presupuesto federal que es dinero de todos nosotros, para garantizar la soberanía energética, la soberanía alimentaria y el fortalecimiento de todos los demás rubros que conforman la economía de una Nación y así garantizar progreso y bienestar para todos los sectores sociales por igual.

Y como si su actuación sesgada y espeluznantemente corrompida en todos los procesos electorales no fuese insufriblemente abyecta, el creciente y descarado alineamiento del INE con la deshilachada oposición ha rebasado con mucho lo que podríamos haber esperado en cuanto deshonestidad y corrupción.

Indiscutiblemente ha habido un elemento que ha coadyuvado con eficiencia espeluznante a engañar y manipular a millones de mexicanos que por décadas permitimos el surgimiento del IFE/INE y demás organismos cuya finalidad ha sido la enajenación de nuestro patrimonio: el poder mediático de empresas como Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula, periódicos, revistas y, más recientemente, las “benditas” (y también “malditas”) redes sociales que se han encargado de censurar, distorsionar y mentir para proteger el inmenso despojo del que hemos sido víctimas por más de 70 años. Y si a todo esto sumamos la acción tendenciosa y simuladora de ONG’s como “Artículo 19” financiada por el Departamento de Estado de los E.U. a través de la USAID, la NED, además de embajadas de países como Reino Unido y Holanda, pues el golpe multifrontal se recrudece. No es nuevo que en América Latina los poderosos intereses de las grandes corporaciones hayan creado organizaciones de la “sociedad civil” para golpear a gobiernos comprometidos con sus pueblos y, por ello, contrarios a los infames intereses del imperio más depredador de que tengamos memoria: el de las élites que cada enero se reúnen en Davos, Suiza.

Estamos viviendo un momento que pasará a la historia como un parteaguas con la paulatina cristalización del 39 constitucional: “La soberanía reside esencialmente en el pueblo. Todo poder dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tendrá en todo momento el inalienable derecho de modificar la forma de su gobierno”. En este tenor, tengo la convicción de que uno de los pasos fundamentales para la consecución de la auténtica democracia es la completa desaparición de la actual estructura del INE con una que genuinamente esté al servicio del soberano: el pueblo mexicano.

Se va a hacer más con menos porque se acaba la corrupción. Presidente López Obrador, 17de diciembre, 2018.

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